Alberto Moll

Te encontré

 

Flor de sangre enamorada

se abre en mi pecho dormido,

que hay una estrella de plata

que ha germinado en mi cuerpo.

Al alba me saludaba

el sol con cantos de fuego.

Por mí vestía sus galas

la noche con mil luceros.

Un canto azul de esperanza

se alza en la noche. Mis ojos,

dolientes de sed amarga,

se abren a nuevos destinos.

Dolor de vida cansada

mordía mi pensamiento.

Hatillo de penas pardas

colgaba de mi hombro derecho.

En el camino mi alma

perdió jirones marchitos:

En el sendero quedaban...

La vida siguió su curso.

Más allá, en la encrucijada,

el azar me la ofrecía:

¡Encendida me esperaba

una rosa de amor tierno!