Sebastián Lopera C.

EL DÍA -QUE SON TODOS LOS DÍAS-

Vos ya lo sabes.

 He dejado de tarea al día

-que son todos los días-

el hecho informarme lo que pasa con vos.

Si llovió fue la nostalgia del recuerdo

ecuánime

taciturno

que olvidó abrigarse de prudencia.

 

Si aclara el panorama

es seguramente porque vos

has sonreído o le has hecho gracia al tiempo:

con una de esas miradas

que buscan alquiler

en los senderos del alma.

o puede ser que vos

frunciste el ceño al cielo

y éste sintió lo que yo:

fuego.

 

Es posible que vos hayas

extraviado lo que sientes

y medio confuso -el día-

por una de esas dudas que te asaltan

se haga entre uno que otro chubasco

un refugio al sentimiento.

 

Y si truena es señal que estás molesta

y si el viento desespera acelerando el rumbo

posiblemente vos te hayas cansado de cargar

la porción de vida que nos toca

sobre tu espalda.

 

Yo no sé si el día

-que son todos los días-

hagan con juicio su tarea.

Pero estoy seguro

casi diría con plenitud

que estoy seguro

que vos sabes:

el primer rayo de sol

el primer soplo de viento

la primera gota de lluvia

la primera furia del trueno

la primera agitación del viento

la primera confusión del chubasco

son un recordatorio de que yo,

a unos cuantos kilómetros de lejanía

he recibido a tiempo la tarea

que vos le has encomendado al día

-que son todos los días-