Pota

Kris


Sutil y con dulzura en su tráquea sepultó
El puñal del que ella se había enamorado
Su platónico amor, excitante y afilado
Entre músculos y huesos su alma encendió

La sinuosa cuchilla había penetrado
La garganta de su amada, ardiente de pasión
En un éxtasis de lujuria , sangre y sudor
La espera y el anhelo habían mutilado

Tomando la empuñadura llena de perversión
Cercenaba y revolvía su tracto bucal
Los dos enamorados gozando el festival
Que había nacido de la orgásmica incisión

La fricción del metal y la carne mengüaba
Rendido el cuerpo, En el suelo ya tumbado
Y el puñal en la garganta aún clavado
Oculto en la penumbra, en silencio lloraba