LFLezama

A mi padre

Hoy hablaré de mi padre,

ese pequeño amigo que tengo

y que siempre anda buscando un escondite

(Y no me malentienda, quizá debí decir:

“ese amigo, que aun está pequeño”).

Mi padre anda por ahí o por allá

huyendo de su sombra  o ensuciándose los dedos;

cuesta que se coma la comida, pero yo le insisto y se la come;

no le gusta dormir solo y me pide que me quede para cuidarlo

y me hace pucheros si no lo hago,

tal vez le teme a un monstruo, pienso, y tiene pena de decírmelo.

Mi padre está ahí en su mundo, que no es el mío,

porque a veces lo veo feliz y no entiendo porqué.

Mi padre es curioso,

y se le nota en sus ojos que brillan como agua

cuando descubre algo nuevo(pero para el es todo nuevo,

entonces no se sorprenda que a él todo le haga brillar la mirada)

No sé porqué es tan dulce, a veces pienso que es

porque siempre anda los bolsones llenos de confites o galletas.

Mi padre está en su hamaca y se alegra cuando una cigarra lo visita

o un colibrí lo pasa saludando;

me cuenta, emocionado, y hace expresiones como si fuera grande,

pero yo se que es un pequeño,

a veces no sé si es cierto,

(ustedes saben como exageran todo los niños)

pero yo lo veo y aunque me pierdo lo sigo escuchando,

porque es lindo solo verlo y saber que sigue hablando.

Mi padre nunca está viejo, aunque a veces juega a estarlo.

Pero ustedes saben, los niños enojados se ven más tiernos,

y él deja de jugar a ser un viejo rápido.

Para él todos somos sus juguetes,

por eso yo lo dejo jugar y no lo regaño.

Si mira un charco, se mete;

Si ve una flor, la huele;

Si ve un perro, le habla;

Si ve la luna, le dice buenas noches;

Si ve otro niño, se pelean por juguetes;

Si ve algo que le gusta, llora para que se lo den;

Si ve una cama, se duerme;

Si ve una tristeza, le sonríe;

Si ve un dulce, lo pide.

Por eso, el día que no lo vea jugando cerca de mí,

y no lo oiga, y no lo vea, y no me hable,

no pensaré “Mi padre murió”;

pensaré

que encontró su escondite perfecto,

y lo dejaré

seguir jugando...