David Enrique Gómez Cáceres

CUANDO AUN NO SE LE ESPERA

Era sin duda alguna:

 

La crisálida

que tu capullo logró

eclosionar mariposa.

 

El huevo

que alcanzaste a arrullar

entre tus cálidas alas.

 

El rocío 

que soplando tempestiva

convertiste en tormenta.

 

El brote

que tu fresca humedad

trasplantó hasta tu vientre.

 

Una nube

a la que anclando tus sueños

convertiste en cielo.

 

Un niño

que maduró en tu universo

hasta flamear cual cometa.

 

¡Cuan fácil es palpar el idilio

transformado en quimera

al llegar el amor 

cuando aún no se le espera!

 

Por: David Caceres

       Managua, Nicaragua.