No tenemos salvación los que amamos
somos almas con notas escondida,
taberna es el corazón y es suicida
por levedad de la vida nos vamos.
Con almanaque de años nos llenamos,
que heroicidad de la noche decida
por solventar vestigio se descuida,
sin gradas Babel ligero bajamos.
Abajo aguarda lápida sin nombre;
es de todo, de cobarde y muy hombre,
cada alma escudriñará otro payaso.
Ebriedad no solventa errada vida,
un instante congelará la herida.
Ya no habrá caos en tiempo de ocaso.
El señor de los fierros
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No tenemos salvación los que amamos con la brújula señalando la lápida del sufrimiento.