No me rendiré hasta beber de la fuente de tu amor,
hasta que tus labios de miel se confundan con los míos,
hasta que tus besos ardientes desaten toda mi pasión
y descubras cada uno de mis secretos prohibidos.
No me rendiré hasta sentir tu esencia en mi suspirar,
hasta que tu lengua encienda el huracán de mis deseos,
hasta que me hagas prisionera del licor de tu boca
y me condenes a besarte hasta quemarme en tu aliento.
No me rendiré hasta probar la ternura de tu amor,
hasta que tus manos dibujen cada curva de mi cuerpo,
hasta que tus dedos conquisten cada paraje en mi ser
y conozcas cada uno de mis prohibidos anhelos.
No me rendiré hasta sentir tu abrazo en mi despertar,
hasta que el roce de tu piel despierte el volcán de mis deseos,
hasta que me hagas prisionera del poder de tus caricias
y me condenes a abrazarte hasta sentirte latir en mi pecho.
No me rendiré hasta sentir el huracán de tu amor,
hasta que naufragues en mi mar de placer eterno,
hasta que tu espada de acero se adentre en mi ser
y hagas realidad cada uno de mis inconfesables sueños.
No me rendiré hasta sentir tu fuego quemando mi interior,
hasta enloquecer con el vigor y la juventud de tu cuerpo,
hasta que me hagas prisionera del vaivén de tus caderas
y me condenes a amarte hasta estallar de placer y deseo.
Adoración Medina
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