zatarra

Donde los arboles gritan...

Te esparare mi amor, en la ciudad donde los arboles gritan...

donde es inevitable sufrir y no hay caminos posibles solo atajos y laberintos.

El sol es un Dios ardiendo en su propia hoguera iluminando un tiempo donde esperan turnos las desgracias.

La luna es un medallon de duro estaño. El pasado contiene el futuro, mil años es un instante, siempre es todavia.

En la ciudad donde los arboles gritan, ya vendran tiempos peores con rumor de flecha recien clavada; con la inmovilidad del movimiento perpetuo.

Alli, danza la danza, la belleza se encuentra en cubos de basura. Algunas veces las nubes se quiebran bajo su propio peso y de ellas resbala una lluvia funeral como lamento de virgen violada.

El amor es una  espada caliente causa y fin, deseo, tortura, mentira exquisita, verdad paralitica q exaspera  por los cuatro costados.

En la ciudad donde los arboles gritan...el silencio se trueca en luz y el dolor es un frio acero q canta vestido de loco...

Alli, hay relojes  y  estaciones

pero no hay tiempo, el cuerpo se estremece en un fuego prisionero de su sino

el  corazon lucha en una intolerable noria cubierto de cenizas y oscuridad de abismo.

Dios es un niño perdido buscando respuestas de orden perfecto.

El vacio contiene todas las angustias, alli donde los arboles gritan

 

Es necesario para llegar un poco de locura, perderse hasta no ser para volver a ser nuevamente. Aqui  todo es posible incluso las flores al quemarse dejan un resabio q luego seran el polvo de otras flores mas furiosas.

Aqui no ganas ni perdes solo corres hacia una aurora de desorden convencional y cuando recoges tus errores como una suma infinita de orgullo vencido

quedas libre de pasado y porvenir.

Es necesario media verdad, un racimo de blasfemias, la soberbia del huracan, el pan de la desesperacion. Yo no quiero tu piedad no guerdes tu rencor, ya aprendi de memoria todo lo q hay q olvidar. Quiereme siempre entre el tedio y la esperanza

Estoy aqui MI AMOR esperandote perdido entre el alba y la medianoche...

aqui en la ciudad donde los arboles gritan tu nombre.

 

Hernan Tauro.