Joel Linares Moreno

LA KUFIYYA ROJA (A YASER ARAFAT Y AL PUEBLO PALESTINO)

Una kufiyya tendida en el campo,

roja de sangre, sin corona, c

armesí y polvorienta

vidas arrancadas de la tierra sedienta...inconclusas,

agonizan los olivos...

rompe la madrugada el canto del gallo.

 

Cuando en la noche,

llueven parcas certeras,

en el cielo de Gaza se hace día

y pasa la décima plaga,

llevandose todo aliento y respiro

escuchando invocaciones en el llanto,

pidiendo justicia y venganza.

 

Manos extrañas cruzan la cara,

de un pueblo preso en su propia tierra.

¡Qué bien se vendió el martirio de los nómadas!

de los expulsados de la ciudad de David,

de los miles que gritan en Auschwitz,

de las almas que penan en Varsovia,

buen negocio que compró el derecho

de hacer lo mismo con sus hermanos.

 

Muro de vergüenza,

levantado sobre lamentos,

ladrillos y piedras contra balas mensajeras,

pestilentes

y la traición hecha manos se cruza,

mientras la kufiyya yace en el campo,

negra, blanca, bermeja,

ajada de calor, manchada de higo,

envolviendo la llave de una casa...

rodeada de trigo,

hecha ya utopia y sueño sencillo,

hecha razón y lucha de un niño.

 

Las lenguas hipócritas,

cantan plegarias para Sión

y la kufiyya yace en el campo,

no conoce paz... ni Dios.

 

El Jordán vomita sobre el lago salado,

enmudece el caudal en su luto,

los pasos de un cuerpo enjuto

peregrinan por el desierto,

¡cuantos sueños han muerto,

por las bayonetas de Sión!

mientras la kufiyya yace en el campo

clamando redención.