carminha nieves

UN CAMPO DE MARGARITAS

 

 

 

La vida se empieza haciendo cuentas, los padres para intentar saber el día en que vas a nacer. A partir de tu nacimiento, nunca más paran de hacerlas, pues  nunca pararan los gastos.  Hojas y hojas llenas de números, mismo cuando te mueres lo harán para que no sea mui caro el ataúd.  Cuentas y más cuentas, ya no hablando de otras que mas tarde o temprano tendremos que prestar de nuestros actos irreflexivos oh bien pensados.

Contamos los días que faltan para el final del mes.  Siempre con la esperanza que ahorraremos algo. Pero por experiencia pasa al revés. Un aparato que se estropea, el coche que va para la oficina,  imprevisibles que son siempre gastos. Y ahí quedamos con déficit para el mes siguiente.  Una vida entera, es mucho, por mi parte, todos los días tengo que pensar como no gastar.

Por dinero, nada más no vivimos en paz, por dinero se corrompen las almas, se vende todo lo que de mejor el hombre tiene honradez, seriedad y palabra de honor.

En mi mano miro las monedas, sucias, oscuras, sin vida, huelen mal, llenas de microbios, sabe Dios por donde anduvieran. Pero por infelicidad hoy mandan en los sentimientos y nuestro bien estar.

Mi padre estuvo en Argentina e Cuba, en aquel tiempo eran de plata y oro, me contaba que en la casa de Galicia que era de él, dejaban caer al suelo una que otra para que el camarero limpiara bien el suelo pues alguna encontraría. E tenido  pesos mexicanos, un regalo en mi cumpleaños, me gustaban, las he cambiado por un collar de perlas verdaderas, aun lo tengo. Si fuera hoy no lo haría, son frías,  adornan mi cuello, pero, no las veo. Y las monedas las tocaba e venía  hacía mí un poco de la vida de mi Padre.

Por el camino  largo de la vida, la maleta  envejece, cierra mal y vamos dejando por el camino cosas que no debíamos perder.

Caminantes sin descanso, vamos por el destino que nos han trazado, haciendo cuentas y más cuentas, muchas veces sin tener dinero para contarlo. Proyectos  hechos ilusiones, siempre pensando que quizá para el mes que viene sea mejor.  Pienso que vivimos ahogados en  fantasías, el hombre casi todo lo que ha inventado es retorcido e nos amargura la vida. Empezando por el carnet de identidad, las horas, la moda, las maquinas, en miles de cosas terminan, dando nombres como la infancia la juventud e la tercera edad. Me pregunto si vivimos como ASlicia en el país de la fantasía y no pasamos de monedas en manos de prestamistas.

Cuentas, son matemática, la aprendemos en la escuela, lástima que muchos no hagan cuentas a sus gastos, como los que gobiernan el mundo, de nuestros  bolsillos   quitan cuando gastan sin medida. Hacer cuentas es cosa para este rebaño sin defensa que somos todos los que pagamos todo.

Estoy harta de cuentas, de privarme de un gusto, de ser libre y no tener que cerrar la mano para no perder las sucias monedas que por desgracia compran el pan de cada día.

¡No será necesario decir que estuve haciendo cuentas hasta ahora!  Tengo la sensación que el alcohol no evapora mismo si la botella queda abierta como el dinero. Es impresionante como vuela sin saber cómo y que viento lo lleva.

Sin crisis era así, ahora en medio de ella es peor. No me gusta esta  vasallaje sin medida, en que casi no podemos respirar oh  gozar un poco la vida en su sencillez.

Divagando en mis pensamientos algo infantiles, floto en este mar revuelto, al sabor del nada que es no poder ser solamente un ser que ha nascido desnudo sin papel ni lápiz paras hacer cuentas.

Me bastaría un abrigo en un monte, con el horizonte sin fin, campos de margaritas bailando al compás de la brisa de la libertad de ser solamente Yo.

Termino, voy a mi guerra, cuotidiana, soñando que tengo un ramo de margaritas en la mano del campo a los pies de mi monte, donde el horizonte es infinito.

Porto, 3 de Setiembre de 2013

Carminha Nieves