Piel Salvaje

Que me encuentre en ti...

Si ha de llegarme la melancolía, que me encuentre divagando entre la bruma de tus pensamientos, clavándome en ellos a cada momento. Susurrando a tu oído que muero por ser inquilina de tu cama, protagonista de tus locuras, heroína de tus placeres y de aquellos sentimientos amalgama.


Si ha de llegarme la angustia, que me encuentre de paseo por tus versos y tu rima, contemplando las rosas de tu universo en sílaba. Aspirando todo aquello que brota de tus formas y condenándome al infierno sin reforma.


Si ha de llegarme la soledad que me encuentre viajando por tus ganas, explorando tus delirios y con avaricia abriendo tus persianas. Entrando en tus lugares secretos, imprimiendo de avidez tu lírico alfabeto, sintiendo la calidez de tu soneto y  traduciendo en fruiciones tu libreto.


Si ha de llegarme la pena, que me encuentre seduciendo tu alma, alborotando tu calma, perturbando tu esencia. Enloqueciendo tu paciencia, arrullando los colores de tu apetencia y curando los dolores de tu urgencia.


Si ha de llegarme el desánimo, que me encuentre mitigando los senderos de tu ser, conquistando con decoro tu ambición. Esclavizándome a tus deseos de pasión, calcinándome en tus besos con ardor. Amarrándome a tus entrañas con amor.


Si ha de llegarme la nostalgia que me encuentre trepando por tu espalda. Recorriendo a besos tu estructura, esculpiendo con mis labios sensaciones de hermosura. Que te lleven al cielo, que te den un paseo sin desvelo y sin cordura.


Si ha de llegarme la tristeza, que me encuentre en medio de tus piernas, saboreando la dulzura de tus ansias, exclamando con suspiros tus fragancias. Navegando en el mar de tus fluidos, provocando excitación con albores de cupido.


Si ha de llegarme la aflicción, que me encuentre estremeciendo tu cuerpo de placer, anclando en tu libido y volviendo a nacer. Ahogándome en los rincones de tu intimidad, provocándote estallidos ardientes con proximidad. Encausando una lujuria infernal, enervando tus deleites y diluyendo tu pedernal.


Si ha de llegarme la desesperación, que me encuentre disfrutando de tu cuerpo sin parar, llenándome de tu virilidad sin titubear. Entregándome a ti, en cuerpo, alma y prosa sin vacilar. Porque tuya soy sin exagerar. Y te amo así, como solo yo te sé amar.