Darío Ernesto

ÓLEO DEL ALMA

Óleo  del alma

Darío Ernesto Muñoz Sosa

 

Si tan solo el final, el último instante

Parpadeo  lento, parsimonioso y lánguido

de los ojos sin brillo con áureas  grises de silencios,

Fugaces recuerdos, en una lagrima de olvidos

Camino  de   los añejos pliegues, afuelles del rostro

De las manos,

Piel  centenaria, cuero reseco de pesares

¡Oh vejez  lenta, torpe, vagabunda!

Si tan solo el último destello

Palpitar entrecortado, corazón enclenque, macilento.

Cofre  de mi sangre

Alarcón de  suspiros, sin abrazos.

Muerte lenta, frio venidero,

Indiferentes e impávidos  del cuerpo,

Como  el duro metal  sombrío  y escarchado.

Si tan solo el mar entregase a los muertos

Vomitase, regurgitando devolviendo  inocentes.

Si tan solo, las  guerras

Devolviesen  la sangre de nuestros jóvenes niños

Sin piedad acribillados sin un adiós sin puerto.

Si tan solo, las calles de este mundo impío

Exiliaran en este presente, tanto tormento.

Devolver  hombres, mujeres y tesoros

En los viejos barcos de carga

El oro, la plata, y las vírgenes,

Despojos y miserias, vanidades y masacres.

¡Oh inicuo hombre animal pensante!

Luchando contra  tu coterráneo, buscando destino,

Degollando amores, hijos y  sueños cruentos.

En  remotas islas,

Lejanas a tus deseos.

Siembra el ser,

Derrota y muerte y desolación

Esclavitud y fracaso,

 a mil  generaciones  inocentes.

Si tan solo, la obediencia si tan solo.

Resignados todos los seres  del universo,

Esperando  al mesías,

Redimirnos  del pecado,  vejez y muerte.

 

Argentina  19 de agosto de 2013.