rodulfogonzalez

ALEGRÍA

 

Un milenio ha, mi  niña,  me envolviste

En  tu traje de amor

Y desde entonces en mi vida existe

La luz de tu fulgor

Que siembra de esperanzas sumergidas

En mi alocada mente

Para encontrar las voces escondidas

En  mirífica fuente

Y gritar con alborozo  ¡Oh, albricias!

A mi covacha fría

Ha llegado el calor  en tus caricias

Y en tu dulce alegría.