ivan rueda

LA LLAMADA DEL AMOR

 

Ayer a medianoche sonó mi teléfono;

- ¿ Dígame ?

- Mire usted, soy el Amor

y llamo para decirle

que estoy harto de que me persiga

con sus poemas ridículos,

con sus versos insulsos y pomposos;

estoy harto de que me despierte

con el estruendo de sus metáforas,

con el chirrido de sus hipérboles;

estoy harto de que me mude

de un lado a otro

como si fuera una maleta.

Ahora, por ejemplo,

me hallaba en casa

cenando una paella

y de repente, por su culpa,

me encuentro en medio de un soneto

perdido entre las olas,

contando las estrellas,

hablando de amapolas

con magos y doncellas.

Del mismo modo,

cuando al anochecer

me hallo reclinado en un sillón

viendo una película de vaqueros

y comiendo palomitas,

llega usted medio borracho

con su grupo de amigos cacasenos

y no se les ocurre nada mejor

que levantarme

para rimar conmigo horas y horas

por lo cual acabo

con un fuerte dolor en los riñones.

De sus amigos, ninguno me cae bien,

ni el Garcilaso,

ni el Salinas,

ni el Neruda

pero el peor de todos ellos

es ese tal Becquer

que lleva más de un siglo

hurgando con su dedo en mi pupila azul.

Dígame, ¿ por qué no se dedica

a los poemas de temática política,

o a cantarle serenatas a las plantas,

O a dirigir sus enjundiosas aliteraciones a las ranas ?.

Mire, poeta, en la vida

hay muchas más cosas que el amor,

hay guerras, tragedias, locura, odio,

monstruos de todo tipo,

en la vida también mora el dolor,

¿ por qué mira usted siempre al mismo lado ?

¿ Ceguera ? ¿ ignorancia ? ¿ hipocresía ?.

La vida es mucho más que besos y abrazos,

es mucho más que tardes luminosas,

que amaneceres armoniosos,

que musas y que rosas:

el mundo se parece más a una trinchera que a una cama.

Por favor, le ruego que me deje en paz

por lo menos unos días. Gracias.

Tras colgarme el teléfono

recapacito sobre mi poesía:

creo estoy sufriendo un severo desamor.