Murialdo Chicaiza

Principitos

 

No es una explanada nuestro mundo

donde al final encontramos abismos.

Nuestro árbol no es el de los paraísos

cuyo fruto es el conocimiento profundo.

 

Nuestro  mundo es un soberbio espacio

admirable planeta que cuidarlo debemos.

Es un ente viviente y esto lo sabemos:

nuestra lujosa choza, nuestro palacio.

 

Hay un cálido sol que brillará por siglos

más allá de nuestras pequeñas vidas;

a pesar de las cientos de especies heridas

la muerte no triunfará sobre los vivos.

 

El amor será ese misterio de clara energía

Eva y Adán repitiéndose al infinito, tercos.

La vida bulle y se precipita, no hay cercos.

Nuestra sangre late y madura todavía.

 

No terminará tan pronto nuestra aventura

somos los príncipes de este destino de luz

nuestros cerebros pueden crear la cruz

Pero también somos creadores de ternura.

 

 

Debe ser la del espíritu aún nuestra lucha

que ante la vil materia jamás se rinde

un solo clamor que nunca se escinde

una voz que clama y siempre se escucha.