Murialdo Chicaiza

LA ENTREGA

  

Mujer, te entregas como la brisa entrega
los suspiros en el vendaval del huracán.
Acaso como la vida entrega promesas
desatinos, tristezas y alegrías.
Y en tu entrega se reedita aquel instinto
de ser totalidad en el otro, misterio.
Te entregas como el dolor reparte llanto
porque el amor lo es todo y nada
y eres carne y espíritu, principio y fin.
Y navego en tu cuerpo como náufrago
que llega al límite del amor, al final
a alguna playa donde sabe que descansará
solo para intentar llegar a otra.
Porque nuestras vidas no son los ríos
que van a dar a la mar, que es la muerte,
es la mar que quiere repartirse entre los ríos
tierra arriba, buscando las alturas
en la horizontalidad de la entrega.
Y porque soñamos con la inmortalidad
creemos en el amor, porque olvidamos la muerte
en el instante supremo de la cópula tibia,
en el estremecimiento del cuerpo y la piel.
Por eso me entrego ante tu entrega
Y muero ante tu vida que me brinda tanta alma.