Poeta del Silencio

EN LA MAÑANA DEL DESIERTO

Hasta que el sol aparezca rayando al alba

La mirada cegada ha vuelto a vivir

Es la aroma herbácea que vuelvo a sentir

Bañado en la arena, mientras a esa mujer buscaba

Dormitando en el insomnio de las noches

El roció de lagrimas enjugaba la piel veces y veces

Como rutina incierta de cada mañana.

 

En la mañana del desierto

No ha invernado en el corazón

Un corazón inocente al que se le debe enseñar a amar.

 

Esa carita angelical recorre despacio

Ha acercado sus alas abrigando en su regazo

Entero ser sensible y frágil

Ha esfumado la soledad; estaba triste y débil.

 

Aunque la ausencia de agua me llena de sed

El oasis de calma; déjame beber

Saciado hasta el fondo de este liviano verano

Ya empezó a tiritar la danza de lluvia

Esta ligera seguía lentamente huía

Eras tú, navegando con las nubes en el firmamento

Dejad, que se derritan, hasta mojarme entero.

 

Ven y reposa en este desierto de mi alma

Anidados en el romance ¡bella dama!

En el suelo del desierto árido y tosco

Dejad regar tu hermosura poco a poco

Nacerán los claveles manchados de rojo

Rojo pasión que desata el amor

Los claveles fragantes adornando el jardín de expresión.

 

Muchas expresiones le harán sonrojar

Las letras a tu vista le harán pensar

El calor desafiante; su rostro no deja asomar

Fugitivo se ha ido, cuando empezaste a amar.