rodulfogonzalez

NOSTALGIA

 

            Me pongo nostálgico, bien mío, cuando recuerdo que tus labios de agua torrencial nunca han apagado el fuego inclemente de los míos que me sume en la más antipática ansiedad y en el más hambriento de los enamorados.

            Me consume la nostalgia, bien mío, cuando recuerdo el diminuto tiempo que tú has estado conmigo y yo he estado contigo, inmenso en tiempo poético, en el cual el temor que te consume inhibe en ti tu toda lisonjería amorosa hacia mí,  y el miedo a perjudicarte pone en mi ímpetu amoroso una terrible cadena para que permanezca inmóvil como una estatua y mudo como una roca o el árbol donde tantas veces he descansado, luego de recorrer muchas leguas por caminos que se borran cuando mis sandalias de peregrino los pisan.

            Siento nostalgia,  bien mío, de los pocos momentos gratos que la vida me ha deparado, entre ellos, el más importante, mi encuentro contigo por obra del destino, que ha interpuesto entre tu orilla y la mía, un muro de agua congelada que jamás permitirá que tú vengas, por siempre, a mi covacha de sueños, ni que yo vaya a tu amurallada vivienda.

            ¡Amor platónico, bien mío, que tú disfrutas!

            ¡Amor prohibido, bien mío, que llena mi vida de esperanzas y no deja que me desplome, angustiado, hacia el suelo de la derrota ignominiosa!