luiservas

El rostro de Merli

 

Fue en aquella mañana

cuando descubrí por primera vez

la singular belleza

 de su rostro

 

La encontré sumergida en su acostumbrada lectura

y en los ojos se evidenciaba

una insospechada ternura

que el mismo azar dispuso para el feliz y necesario hallazgo.

 

El viento, cómplice por cierto

 desordeno su esquiva caballera

 que caía sobre los altos y pálidos pómulos

 Un instante en que quise

 que el viento se alejara para siempre

 y las cenizas del tiempo emprendieran su marcha sin regreso.

 

Ahora Merli, esta como de costumbre

sentada en el pequeño parque de la ciudad contemplado el árbol viejo

que ni sabe de su nombre

 ni conoce el peso exacto de su destino