Sara (Bar literario)

El color de una noche

Antes que el tiempo pase, dejemos que nos cure de la única muerte que dura toda la vida.

Amor. La luna arde en la vela. La luz, la luz tiene un muerto. Estábamos muertos y permitimos que ocurriera. Sembramos flores en nuestro cuerpo y las ofrecimos a...

tierno

        sepulturero

                    del 

                            alma.

 

Devuélvanme la caricia que el viento se llevó con sus azucenas. 

Me tomaste de la mano y juraste que no dolería esta vida de desencuentros.

La luna se agita en la piel de tu ausencia. La luna luta. La fábula pierde la metonimia. El humano vuela su cuerpo y nos queda su leyenda. Luto de luna en la cena. A solas. A tientas se alcanzan nuestros silencios entre el sonido de las voces lejanas y de nuestras...

 

Nuestras sangres amor, resplandecen el color del desastre:

En la oscuridad, tenemos miedo de abrir los ojos.

Es la hora de callar al tiempo y quedarnos solos.

Solos en nuestros sueños. Solos, tan solos.

Un instante de ti se abre en mi pecho y escapa del luto eterno.

Ven a mí y duerme la gota que arde en la piedra del suelo.

Ven a mí...

 

 

Y yo puedo escuchar a la nostalgia titilando desde las estrellas. En la noche, la ciudad desconoce a sus muertos. En la noche, no hay ausencia que no sepa de su muerte. La noche se sube encima de un muro y contempla a la vida. Qué imaginas cuando la metonimia se deshace de su moraleja. La noche huye de su olvido. No hay un perro a esta hora que aúlle a su amo sin saborear sus huesos. El olvido es la noche en que perdimos la razón antes de encontrarnos en su memoria.

 

Por qué la noche no mira el azul de su cielo?

Qué nos queda en el amanecer.

Despojos de lo que somos. La luna se ha ido. La vela tiene en sus restos, el resumen del parto mortuorio.