esthelarez

172. UN AMOR HERIDO

 

Descansó en el lecho, amplio y perfumado.

Los gritos  rompieron su garganta airada.

Su cuerpo encorvado buscaba consuelo.

 

Invadió su rostro aún complaciente,

su cuello vencido,

su pecho  turgente,

su vientre impotente…

un extenso rio… en desliz infame

de un millón de luz en olongados cristales

que sin más espera brotó de sus ojos

porque a… él ausente, aún lo esperaba,

aunque su guitarra, le cantara a otra alma.

 

Sucedió un desliz…

Después otro…

Y otro… y otro...

 

¿Hasta cuándo el río llevará la brisa

de puntos transparentes

de versos incipientes que derraman los ojos,

cuando el alma henchida de dolor

y anhelo, anda solitaria?

 

[©R.D.A de esthelarez de Colombia]