María

Constante

No me llames por mi nombre, buscá mi mirada. No despliegues fórmulas,  proponeme  algo insólito. No te esfuerces con destrezas, ya te percibí en la manada. No me ofrezcas tu brazo, sólo dame tu mano. Guiame, estoy cegada… Tu halo enciende tinieblas. En minutos te vislumbro nítido. Sos el de ayer. Aunque te niegue, sos el de mañana.