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Muerte de la musa

La tinta de la fuente del viejo poeta ya ha cesado de fluir como solía.

Sus trazos, mas lentos, su cadencia un poco más pausada en su agonía.

De repente su musa más escaza, termina por confundirse con remembranzas

de espectros que atormentados vuelan y flotan sobre su lecho carente de esperanzas.

Inolvidable el hermoso brillo de los versos que lo llevaron a la cima del mundo,

a contemplar lo inmenso del universo con sus infinitas posibilidades de triunfo,

de amores perdidos, otros olvidados por el incesable caminar, buscando su verdadero

amor, la droga, la unica cosa que pude saciar sus pasiones desenfrenadas.

¿A donde te has ido amor mío? ¿volverás algun día? No hay respuesta a su misiva.

Abandonado queda el poeta de su verdadero y señero amor. Maldita musa que mis sueños consumió.