Héctor García

Déjame la noche

No estoy decepcionado porque no fuiste lo que esperaba,

Sino por que fuiste más de lo que esperé.

Esperaba de ti tantas sorpresas, mas no de tal magnitud;

De golpe soltaste la palabra, en un segundo corriste cortinas,

Pusiste paredes; cerraste los ojos y por un instante desaparecí.

Después del destello; después del relámpago;

Tu mirada abatida y perdida; mí desgraciada amargura.

Aquella mitad de fruto amoroso de nuestra unión

Envejeció sin advertencia, sin voluntad, sin oponer resistencia.

 

Están mis dedos encallecidos por no soltar la pluma;

Es que busco el alivio a esta pena; mutua y ajena.

Dame la noche sola, te ruego,

 Que necesito mirar el techo,

El piso, la cama, la ventana y la puerta.

Regálame la oscura soledad de tu ausencia.

Que quiero saber de qué sirve la puerta sin que la atravieses,

Para que sirve la ventana sin tu mirar

O para que sirve el piso sin tus huellas.

Regálame la locura de la noche libre;

Que quiero saber de qué sirve la cama sin tu cuerpo

O para que sirve la almohada sin tu sien.

 

Compréndeme amor de mi vida, amada de mi ser;

No puedo soltar el futuro y tampoco el corazón,

Ni puedo saltar de un brinco la conciencia.

No me obligues a olvidarte sin razón.

 

Déjame el tiempo intacto sobre la mesa,

Déjame la noche disuelta en el café.

Regresa en la mañana, si es que desde lo lejos

No divisas frontera alguna interpuesta en el ayer.

 

 Héctor Humberto García Herrera