HERMINSON YULE RIASCOS

EL VALOR DE LAS BOLAS

Gruñe el fiero y galgo mastín

con crispados ojos,

brillantes sus dientes, fin

pronto dejaran despojos

del perrillo que linaje

no tiene para mostrar,

pero aunque ahora la guardia baje

veo que también puede atacar.

 

¡Mátalo KING, mátalo¡

gritaba el sonriente dueño

que tradilla en mano,déjalo

 suelto para que ataque al pequeño.

 

Con salvaje ademan severo

al insignificante e indefenso

chancri mételo primero

 por entre sus patas, tenso

y asustado el casero animal

vé sobre él aquél gigante

que de baba lleno y forma brutal

lo acabará en un instante.

 

Escucha un ladrar que retumba

 en sus oídos y de pánico preso

al sentirse próximo a la tumba

desesperado aquél sabueso

muerde genitales y bolas

que de severo mordisco extrae

y asustado corre dejando a solas

al otrora galgo que al instante cae.

 

Entre dolores espantosos se retuerce

y abundante sangre baña el piso,

así siempre suelen verse

 los que abusan del sumiso.

 

Y aquél que sonriente estaba

por la diferencia de peleadores,

igual que su galgo lloraba

con símil pero diversos dolores.

 

Ahora anda buscando al asesino

de su fina y cara mascota,

no acepta que por su mezquino

proceder perdió un amigo en la derrota.

 

Países, reyes y potentados,

cuán fácil pueden quedar solas

aquellos que por envalentonados

se queden sin el valor de sus bolas.