Lu-na

Amahia

Estoy triste no es novedad, pero hoy me consume un verdadero dolor, de esos que son reales y llegan hasta los huesos sin ser físicos, de esos dolores que logran hacer perceptible al odio humano como caen los trozos del corazón.

 

Estoy llorando, eso sí es raro, quizá porque esto de verdad me importaba, quizá porque a ella de verdad la amaba, ya sabes, ella era divertida, del tipo que logra alegrarte en los peores momentos, mi amiga, mi nena, de verdad la amaba.

 

De pronto me vi tan lejos de ella en un momento tan importante, quisiera acompañarla, estar ahí quizá corresponder un poco su tiempo y afecto estando ahí con ella, pensé que tendría más tiempo para compartir, pero se va, solo así.

 

Es irónico como las personas tratan de hacerte entender que la vida es un ciclo y la muerte es único destino, es tonto como algunos creen que llorar por semejante amistad es estúpido, es horrible perder al único ser que siempre dio amor sin cuestionar, siempre ahí, siempre para mí dispuesta a robarme una sonrisa.

 

¿Es tan difícil entender? ¿Es incompresible que tenga miedo? No quiero que duerma aún tiene mucho que enseñarnos, aún tiene mucho que dar, aun es tan joven, y esta tan llena de vida ¿Por qué se tiene que ir?

 

Me guardo mil preguntas y mil recuerdos, la primera vez que te vi supe que tenías mucho que regalarnos, me seguiste a cada paso camino a casa hasta que lograste entrar, no solo cruzaste la puerta Amahia, cruzaste nuestro corazón y nos sorprendiste cada día dando lo mejor de ti.

 

Obviamente no es un poema que intento dedicarte mi pequeña, esto es una carta de adiós. No te dan muchas esperanzas, pero espero, algo en mi espera, que aun tengas mucho que compartir.

                                                                                                                                                                                  

No eres mi cachorrita problemática, eres mi nena, mi amiga, mucho más que una mascota.