Mil veces morí, mil veces resurgí.
Con cada sensación algo más viví,
con cada desilusión algo más aprendí.
Mi mente abrió caminos diferentes.
Porque nunca fui esclava,
siempre fui insurgente.
Incomprendida quizás,
pero no odiada,
quizás siempre amada.
Pero sin hacer mi voz callar,
me levanté, una, dos y mil veces.
Soledad o incomprensión.
Prefiero habitar en los muros
de mi existencia siendo yo,
que no un reflejo de lo que vosotros
ideasteis sobre mí.
Puedo reconcomerme,
y odiarme por agacharme.
Alguna vez ahogaron mi ser,
pero de las cenizas resurgí.
Recuperado el grito es menor el dolor.
Incomprendida quizás,
anulada jamás.