gaston campano

Lágrimas

La lágrima que rodó

en la mejilla sonriente

se escondió entre los surcos

de esa cara doliente.

Disimulaste la pena

por los momentos amargos

esa sonrisa aparente

no pudo borrar lo ingrato.

El llanto querida mía

no es para dar paso

a las lágrimas que van saliendo,

sino para lavar el alma

de quien quiere con agrado.