Nirvon

JENNEVIER

Una ocasión cualquiera
se tornó muy especial, cuando
tenebroso y sin permiso, le
escribí a un Ángel que observé.

¿Dónde le había visto antes?
en un curso tal vez fue; mas
sólo verle un instante, bastó para
encontrar, una musa perfecta...

Sus alas batió muy lento,
al parecer estaba cansada;
parece que ese viaje desde
el cielo, demasiado la agotó.

Recuerdo que sonreía y
su alegría contagiaba mucho.
¡Oh Dios mío! que ser tan dulce, y
no me dejas mentir.

Aquella clase fue diferente...
¡Que un rayo me parta...!
¡Un ser celestial recibiendo clase!
esto es una injusticia.

¿Habrá caído por accidente?
¿Adónde se dirigía?
¿Cuál es su misión?
¿Estará aquí por siempre...?

Las preguntas que me hacía son,
aún hoy sin respuesta alguna;
todas ellas son un misterio
indescifrable para mí.

Recuerdo que es delicada, como una
muñequita de porcelana fina, de
incalculable belleza y valor.
¡Cosa más linda no hay!.

Ojalá y \"Tata Dios\", no
regrese tan pronto a ese
Ángel tierno, y lo haga
zarpar, de regreso al cielo.

¡Oh Dios mío santo!
nunca les permitas a
las fieras, que dañen
a ese ser tan especial...

A ese que tus sagradas
manos crearon, para la
orquesta más hermosa de
músicos Celestes.

\"Una ocasión cualquiera se
convirtió en especial, y
hoy con mucho cariño,
os entrego lo que resultó\".