PETALOS DE NOCHE

[...]

 

 

 

Me muerdo los huesos...,
miró tus ojos,
ató mis latitudes corporales
a un suicidio emocional...

No sé de ti... y tampoco de mi...
dibujo tus labios
entre las caídas
crecidas en mi pecho...,

cuando invocó tu nombre,
y de entre las palabras
el amor me suena a desgracia,
y me fermento recordándote,

mirándote, amándote,
soñándote,
y...

sacando-me el horrible motor de mis desviaciones cotidianas,
miró el cielo, al mar, y miro tus costumbres paranormales,

como haces que el aire sea tan pesado
y en mis pulmones sea tan sólido...,

que pierdo toda capacidad para contenerte en un latido,
y me des-configuro, me pierdo,
me amarro adagios cardíacos
cuando más te olvido

¡Y no puedo olvidarte!-
no puedo amarrarte al silencio
ya que en los nudos
mi garganta
se enferma en ausencia...

y duele contener al universo gris
entre este corazón inválido
que llueve presiones sanguíneas
a una explosión arrítmica
cuando más logra convencer
que el tiempo es un simple paradigma
donde nosotros no somos sueños
sino que fundamentos reales de nuestros corazones muertos..., 

el amor me suena a desgracia,
me suena a chocolate,
me suena a caprichos
me suena a destino
a Deja Vu 

me suena a un final,
me suena a la última piedra,
a la piedra angular,
al principio

me suena el amor
en el pecho suena,
la acústica de las mariposas,

el amor me suena a dolor,
me entierra el óxido en los ojos,
envenenando el vuelo de los ángeles.