He dormido la noche completa,
no he soñado con meigas ni brujas,
no he sentido el graznar de corujas
premonición de la paz completa.
Ni tampoco el bramar de veleta
que impusiera pánico y terror.
Una noche fría, sin calor,
sin pena, ni gloria, ni mujer,
a la bartola, como ha de ser,
cuando entre sábanas no hay amor.
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Cuando despierto al alba de mañana
al contemplar la luz del nuevo día,
los ventanales, plácida alquería,
naturaleza ofrecen muy temprana.
En alta torre suena la campana
tañidos de sagrada melodía,
que expandirán al aire sinfonía
gregoriano clamor por la besana.
Contemplando del campo la natura,
todo me brinda luz y buen color;
hay algo que ilusión sólo procura
inquieta complacencia de la flor:
es la mujer, la compañera pura,
entronizado templo del amor.
Poemas de Camilo*
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