Franklin Sandi

Su mirada ya no fue de terciopelo

 

De pronto el sol tuvo el brillo

del papel celofán

la luna se hizo lata de alma vacía

las estrellas migas lanzadas al pan

y su sonrisa una mueca

de muñeca

de porcelana fría.

 

De pronto sus ojos no eran cielos

su mirada no era sueño en terciopelo

sus idas y venidas

eran fraguas impacientes  

y su permanencia en la fruta

sudor frío de hospital.

 

De pronto el mar era mancha

de revista peluquera

-  recordaba su alma simple -

la oscuridad de su pelo

se tiñó de viento y humo

los caminos recorridos lagrimearon

y al dudar nos marcaron de reojo

palabras desgastadas

y se hicieron abejas sin miel.