huertero

KM 36 ( el muro)

Ardor  y el arrojo de

los huesos crujientes convocan

presurosa la pulpa sensitiva.

El nervio adyacente dispara

 la voz ronca los ojos

viene el espanto la violencia de

 los cuerpos arqueados en llantos.

Las lágrimas subsisten en

 el sudor de la inocencia

paz en los recuerdos.

Brazas encendidas mi sangre

 arde mi entidad arden

 las  entidades  en este paraje lineal.

 Atrás quedo el muro y

sus corazones mutilados.