Yolanda Barry

MI SUEÑO TERMINO.

Soñé mucho tiempo en ser flor,

una flor alegre y musical

que alegraba a quienes se acercaban

a saludarla...¡qué ingenua...!


Soñé que era de las más bellas

del jardín,que siempre estaría radiante,

que nunca mis  pétalos cairían

ni me empezaría a marchitar.


Tristemente despierto a mi realidad,

ni soy flor ni soy radiante

ni soy de las más bellas...

tan solo soy una mujer enamorada

que sufre al ver morir una ilusión.


Guardo en mi corazón a mi bello girasol,

con lágrimas de mi alma me quito el disfraz

que me hizo tan feliz

y me muestro tal cual...afuera caretas...

con todos mis defectos y arranques

de un ser humano que no conoció la perfección,

con todos mis temores y quebrantos,

con todo el mar que brotó de mí como llanto,

con todo el miedo a la soledad y al silencio,

con tanta inseguridad a mi paso,

siempre pisando en tierra incierta,

esperando que el cielo azul nunca

me abandonara.


Y soy asi,tan solo eso,

una mujer de carne y hueso

que ve como se le acaba la frescura

y las suaves fragancias,

apresurando así,la llegada

de mi triste final.


Y soñé,volé y me divertí como nadie;

y era luna,nube,mariposa,

fuí actriz,doctora y bailarina,

fuí mujer de oficina,

cantante y locutora...fuí...

fuí un alma buena,

lo sé porque lo siento;

y estas lágrimas que caen

es porque entierro a este personaje

que tanto amó vivir aqui.


Y yo...yo seguiré escribiendo

con mi callado corazón,

ahogando en mil quejidos

lo que ya no puedo gritar.


Y viviré tranquila

porque todo el amor que dí,

nació de lo más profundo

de mi corazón para ustedes

que compartieron mis locuras,

mis sueños,mis ideales

y me trataron con tanto amor

que realmente me sentí flor.


Y a tí,mi amado jardinero,

no pudiste ser solo de mí,

tus suaves manos que tanto amo

les gusta jugar por ahí,

no tienes la culpa de ser así,

de tu gentileza hiciste un jardín,

donde mimas y enamoras

a cuanta flor llega ahí.


No tienes la culpa

de saber tocar el corazón

de las mujeres,

ni de hablarnos con ternura

mientras vivimos en desventuras.


Y así me quedo,

como una flor dormida,

que seguirá soñando

en su mundo de fantasía.


YOLANDA BARRY.