clonariel

AMOR

Amor, te cedo el río de mi vida, que te envuelva

 

como a una flor deshabitada.

 

En ti lo sagrado de un ave misteriosa,

 

extiende su ala hacia mi sombra vulnerable.

 

 

El alba hace tiempo clausuró su puerta,

 

el crepúsculo fui habitando,

 

solitario iba con la campana del silencio.

 

 

Pero en la distancia me observaste y tu flecha

 

de hoguera atravesó mi pueblo frío.

 

Mi instinto anhelante se adueñó del aire,

 

que olía a manzanas y bruma.

 

 

Sobre la infinidad sin forma nos hallamos,

 

cada cual con escudos inciertos, hasta acabar

 

con los corazones en la mano.

 

 

En medio del día abrióse el mar, los peces

 

de tus besos nadaron a la isla que para ti

 

había invadido,

 

ven con tu patria de caricias naufragadas.

 

Ven, mi amor, que el viento remendado por mi llanto

 

hará madriguera.

 

Ven, que el alma en mi pecho será quebranto

 

si no me traes la estrella del beso.

 

 

¡Oh! Desdichada fortuna, risa del llanto,

 

rasgo la guitarra que en mi pecho entona

 

su melodía escondida.

 

Con mi horizonte nublado te aguardé

 

cuando aún eras raíz creciente,

 

luego el mundo te acogió en su luz distribuida

 

y colocó en tu frente la potestad del firmamento

 

apagando mi fuego apagado.