la negra rodriguez

MI PADRE

Mi padre, manos fuertes,  generosas amplias

Sonrisa abierta, alma de niño

Me enseñó a ver la vida  de frente

 Y  que es mejor olvidar que tener que perdonar.

Mi padre nunca se guardó un enojo.

Los lanzaba al saco del olvido

Porque ni en los archivos de su alma buena

Los almacenaba

Y así él dormía tranquilo.

Vivía la vida  con sentido práctico,

Sabía de luchas con armas de amor.

Sabía de entrega, de oración diaria

Su vida, un poema de amor y de fe.

 Nunca se guardo nada, él todo lo daba

Su casa era la morada para el caminante

Su alma  el sitio  donde amor se hallaba.

Mi padre, prodigaba tanto, era un lujo de padre

Y un gran acontecimiento era su llegada

Mi padre me amaba y yo lo adoraba.