Hugo Emilio Ocanto

¿Dejar de amarte? (Poema)

Esta mañana, al despertar,

no estabas en tu cama.

Me sobresalté. Tonto de mí.

Por qué preocuparme.

Quise encender un cigarrillo.

No sabría responderme...

No fue exactamente

una necesidad de fumar.

Pero así sucedió.

Hasta abrí el cajón

de la mesa de luz.

Nada encontré, porque hace años

que no fumo

y ni siquiera tengo un cigarrillo en la casa.

Han pasado ya un par de minutos,

mi esposa no aparece.

Voy al baño, golpeo la puerta,

y no me responde.

Salgo al jardín, y allí sentada

en un sillón, estabas tú.

Mi corazón latió, como si fuese

la primera vez, al conocerte.

Mi vida, está muy fresca la mañana

para que estés tan desabrigada.

¿Quieres que te traiga un abrigo?

Entonces, mi bella dama,

la invito ir a la cocina

y tomamos un café,

¿te agrada la idea?

esta mañana lo he de hacer yo.

Desarrugue esa boquita,

no sea tan loquita,

y vayamos a la cocinita...

no seas así, no iba a decir nada inconveniente.

¿Sigues intrigada?

Mi amor, ya te he dicho

que a veces exageras con tus suposiciones...

ves fantasmas que no existen...

toma el café que se te va a enfriar...

Ya hemos conversado bastante anoche

sobre tus supuestos erróneos pensamientos.

Nada hay entre mi secretaria y yo.

El motivo de tu gran duda,

radica en que me pediste

que mi nueva secretaria sea fiera,

horrible, monstruosa,

pero el destino quiso

que la eligiera a ella

por su simpatía e inteligencia.

Nada más que eso.

No puedes estar viviendo

y pensando en algo que no existe.

¿Sabes? a mí me agrada que me celes

un poco, pero que realmente

sea un poco, y tú te vas

al otro extremo.

No te equivoques.

Nadie podría llegar a decirte

el más mínimo comentario referente

a la conducta impecable

de esta chica, ¿o sí?

¿entonces por qué piensas

en algo que no es real?

Son equívocas ideas tuyas.

No es la primera vez que esto pasa.

¿Crees que podría dejar de amarte?

Sabes que en lo que se refiere

a mi vida sentimental,

tú eres la dueña de mi corazón.

Desde que te conocí, siempre

lo fuiste, y nunca dejará

de ser así.

No me agrada jugar con tus sentimientos.

Tus sentimientos y los míos son recíprocos.

¿es que acaso diariamente no te doy

pruebas de mi amor hacia ti?

Entonces, no sufras por algo irreal,

mi amor...

¿Hacemos la paz?

Entonces, hagamos...

invítame acompañarte a tu cama.

Yo te invité anoche a la mía.

Detente. Déjame llevarte alzada,

como la noche en que nos casamos...

¿dejar de amarte yo?

si cada día te amo más...

Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 16/06/2013)