Franklin Sandi

Te dedico estos sonidos

A ti lejana

piel de mis horas desnudas

con bastante dolor -¿por qué negarlo?-

a un paso sin reloj del olvido.

 

A ti que fuiste el sol en el verano

la arena en mis poros hambrientos

la avidez en mis manos.

 

A ti que recorriste las vértebras del agua

tropezándote sola

y no supiste nunca ni del todo

espiga de quién fuiste.

 

A ti que por descuido aquí dejaste el aura

 

te dedico estos sonidos

que son pájaros ausentes

cementerio móvil de mariposas caídas

ojos heridos mortalmente por tus alas

que caen también definitivas 

 

y se pulverizan en las sábanas santas

de esta cama sin sueño.