Me sumerjo en ti como en esta canción,
en tus playas y tus arenas infinitas
en tus olas y tus gaviotas de sueños,
en tus puertos de adioses incompletos.
Eres ese barco con que surcaré los mares,
y la costa de mis horizontes hundidos,
la alborada fresca de todos los días felices.
Soy el faro que solitario desnuda a la oscuridad.
Ya no tengo castillos para ti.
Tengo el vacío de la botella del naufrago,
la sonrisa del niño que corre por la calle,
y unas gotas de rocío sin valor.
Dicen que te vas. Que otro cielo te espera,
que otros ojos te seguirán lejos de mí,
que mi soledad volverá a visitar la casa,
que otros brazos te guiarán por la senda de pinos.
Te amaré durante esta ola,
mientras se consuman las velas,
durante el vuelo fugaz de la gaviota.
Hasta que este barco de tu adiós parta.