ALVARO J. MARQUEZ

LA MUERTE DEL GRILLO

Cantaba cada día sin cesar este grillo,

pensando que gustaban todos de su canto,

era un cantar simple, en verdad sencillo,

pero tal vez el gusto de todos no era tanto.

 

Era un grillo viejo, gritador de verdades

o de lo que al menos él creía su verdad,

nada le importaban géneros ni edades,

estar en muchedumbre o estar en soledad.

 

Su lugar para cantar era la conciencia,

pero tal vez eligió muy mal ese lugar,

no era el mejor para hablar de demencia

ni tampoco la cordura era el tema a abordar.

 

Tampoco el tema era el de la infidelidad,

aunque en el fondo algo de eso se asomaba,

el tema era el sentir, la muy oculta realidad

que estaba ahí presente pero no se aceptaba.

 

Creyó este grillo no estar nada equivocado

y en la conciencia de cada uno lo repetía,

“lo que tú en verdad sientes lo has negado”,

pero no era bien recibido por quien le oía.

 

Un buen día el grillo simplemente se esfumó,

su canto como antes no se siguió escuchando,

la gran duda de estar en lo cierto o no lo mató

y la tristeza no le permitió seguir cantando.

 

Ya ven, en la vida estas cosas también suceden,

grillos que viven o que se mueren de decepción,

algunos que cantar y opinar sobre algo pueden

y otros a los que nunca le pidieron su opinión.