micaela fernandez

El cielo en mi habitaciĆ³n

Te había extrañado tanto,

que hasta me dolían los labios por no poderte besar;

pero de repente y no sé como todavía,

apareciste en mi habitación,

tomaste delicadamente mi cara con tus dos manos y

comenzaste a besarme;

tus labios devoraban mi boca,

tus manos me acariciaban tiernamente;

tu mano traviesa que por fìn logrò meterse abajo de mi blusa y tocaste mi piel...

Acariciaste de una forma tan especial mi cuerpo.

Yo estaba delirando, te deseaba tanto,

era tan sublime ese momento,

tu boca y mi boca que no se despegaban,

tus manos que recorrìan mi cuerpo,

tus manos que delineaban mi figura,

tus manos que se encontraban con las mìas.

Sentì tantos deseos de que me hagas tuya,

estàbamos tan cerca, tan cerca,

todo estaba sucediendo como ambos habíamos imaginado.

Mis manos acariciaron primero tu rostro y comenzaron a

recorrer todo tu cuerpo,

palmo a palmo y beso a beso fui recorrièndote,

conocièndote, descubrièndote,

estaba disfrutando de tal modo ese momento,

pensaba que el cielo no està arriba, se encuentra en

esta habitaciòn, las estrellas distantes....que va ?

los dos estàbamos radiantes y brillando como estrellas,

todo iba de maravillas...

Pero de repente, escuchè una voz que no era ni la tuya ni la mìa,

era de mi niña quièn me sacudìa y me anunciaba que

arrancaba mi dìa, otra vez,

sólo habìa sido un sueño.

La única diferencia es que desperté tan feliz de todo lo que nos

tocamos, nos besamoss, nos quisimos, nos animamos.

fui tan feliz en mis sueños que todavìa me dura esa felicidad.

Gracias por tan bello momento.

La realidad puede ser màs maravillosa aùn que los sueños,

sòlo es necesario que nos atrevamos a soñarla juntos.