Querido hijo, sólo te puedo decir que después de mucho pensarlo, de divagar en mi mente una y otra vez en que detalle te puedo dar para celebrar este momento, me he decidido por el más sencillo y sublime de todos, el de darte una cuantas palabras cargadas de afecto.
La sola intención de hacerlo, de sentarme a pensar en ti para decirte algo me produce un placer y felicidad, que no sabes lo bien que me siento. Este solo hecho es un testimonio de lo que significas para mí.
No importa que la distancia nos separe por circunstancias de la vida, lo importante es que estamos siempre justo a tiempo en el momento que nos necesitamos, por eso hoy quiero por este medio darte un fuerte abrazo de felicitaciones por tu cumpleaños.
Cuanto me hubiera encantado estar en estos momentos a tu lado para recordar tantas vivencias que juntos hemos compartido, de verdad que nos reiríamos como un par de niños, lástima sí que la vida va pasando y sin darnos cuenta.
Que Dios te bendiga por la hermosa persona que eres, el mejor compañero, amigo, hijo... gracias por estar en nuestras vidas que Dios te siga bendiciendo con salud, amor y mucha alegría en tu vida. Te quiero mucho.
Joel Mario Bejarano