Caminar, pensar, escudriñar la vida; a veces sin encontrar una salida, una esperanza. Jugando con mi mente, descifrando lo que dictan mis ojos perpetuados por la bruma.
Con nostalgia aceptar errores; avergonzarme de mi mismo, de lo que soy; de tener la certeza de que nunca seré perfecto.
Pasan las milésimas, los segundos, los minutos, las horas, los días, las semanas, los meses, los años; y sigo andando entre morgues, iglesias, cementerios y guettos; junto a flores y hedores infernales.
Buscando respuestas a todo, en todos los lados; despreciado por el “amor” pues nunca había llegado. Interpretando toda filosofía para conseguir calma.
Sigue pasando el tiempo como suplicio degollador, llevado por las cadenas penetrantes de la sociedad, dirigiéndome a la doblegasion de mis ideas e instintos, llendo, allí te vi.
Ocurría lo inesperado, en el fondo de mí ser una duda: ¿Quién es? Aquella que me confunde aun más. Pero, desvanece el tiempo y su inevitable desgaste. Esa, que convierte mis dudas en las más inhóspitas locuras. La que en “Agape” se ha convertido.
Esa la que deseo, que me acompañe a acomodar los hilos de mi cordura. Que camine a mi lado entre caños y con las cadenas que nos atan.
Esa mujer, eres tú, la que convirtió mi locura en una desfachatez.
Te amo.