rodulfogonzalez

BOLERO

 

            Bailemos, bailemos, bailemos amada del alma, sin prisa,

sin temor de que tus pies pisen los míos,

ni que los pies míos pisen los tuyos, este bolero tan romántico.

¡Qué importa, amada, que no dominemos el arte de la danza!

Estamos solos, en  el rincón íntimo de nuestras almas.

Nadie, excepto tú yo, se reirá de nuestra torpeza en el baile.

Basta que yo sienta en mi cuerpo tu trémulo aliento.

Basta que tú sientas en tu cuerpo el fuego sublime del mío.

¡Qué dicha tan grande nos transmite el bolero impregnando a nuestros espíritus abatidos por la rutina  el exacto amor de su letra y su música!

Vayamos, amor, a nuestra playa única a compartir con las aves marinas

el néctar musical  imaginario que nos regala el bolero.

No importa que sea cursi

la letra del bolero.

Seamos banales, seamos cursis, seamos anacrónicos.

¡Qué importa!

El  bolero refleja nuestros estados de ánimo y nos reconcilia con la vida.

¡Qué importa!

Nos gusta ser cursis.

La melodía del bolero que escuchamos y bailamos torpemente

regala a nuestros espíritus la sensación exclusiva de la felicidad.

¡Disfrutemos del bolero, antes de que sus melodiosas notas se apaguen!