Mapartipin

La tristeza de los tristes

Flaubert advirtió de la tristeza,

de su poder.

Es un vicio y sin pereza.

Es adictiva su razón de ser

 

Camina silenciosa tras de todos

-algunos son ágiles para eludir-

otros no lo somos,

apenas si la invitamos a partir.

 

Cuando envició las entrañas de la mente

ya ni pides su retirada,

la invocas nuevamente;

quieres, de su abrazo agrio, la palmada

 

Pero la vida es de quien la lleva

no es mapa ni orden de mandón.

La hoja de papel no es nueva,

pero siempre le queda renglón

 

Si de ella dejamos de ser viciosos

habremos triunfado,

dejaremos la real batalla victoriosos

y el enigma descifrado.