Danniello

Miradas

nos vimos después de mucho tiempo, de tanto tiempo de solo escuchar la voz uno del otro a través del que yo considero un atroz aparato: el teléfono, siempre recibía pésimas noticias por el auricular; pero de esa historia no es momento ahora.
Me miro a los ojos, me abrazo con intensidad, sin soltarme me miraba de nuevo, me invadía esa sensación de calor tan terrible, tan descontrolada e incesante que siempre tenía con su mirada, con el aroma de su cabello, y con sus palabras cantándome al oido; terrible sin duda por inexplicable, pero producía uno de los placeres más hermosos que mi cuerpo puede sentir.
Me tomo por las manos, me beso en la mejilla izquierda, cada milímetro de mi piel temblaba, al igual que se resquebrajaba mi voz (esos nervios, tan intensos como la primera vez) solo le salude.
Seguíamos ahí nada más de pie, a la mitad de una acera, yo estaba molido, el trabajo había sido ajetreante; ella lucía sublime, magnifica; lo único bueno de separarnos durante tanto tiempo era eso, parecía que mis ojos la añoraban cada segundo más, y la hacían lucir cada vez mejor para evitar que me alejara de nuevo (adaptación evolutiva, defensa de los bienes, quién sabe que buscaban mis sentidos) me tomo ambas manos, comenzó a hablar... no preste mucha atención -quiero un auto- aún no me bastaba de contemplarle -necesito otro par de zapatos- era como si con mirarla -me falta para pagar la renta- se estuviera recuperando todo el tiempo perdido.
sonreí como bruto y asenté a todo con el cuello, seguía en trance, me costaba trabajo seguir en ese sitio, bueno, respecto a mis ideas, ya que, el cuerpo a duras penas podía sostener sus manos y mantenerme de pie.
Una vez que termino de hablar me dijo que todo sería más sencillo si ella no necesitara tantas cosas, la interrumpí, y le dije:

\"necesario solo respirar, lo que quiero son tus besos, y lo que ansió es que este momento nunca se acabe\".

Debiste ver su rostro... me hizo sentir que su felicidad era señal de que hacía lo correcto.}