Cuántas palabras en mi garganta pidiendo salir,
cuántos gritos en mi pecho esperando libertad,
cuántos días lejos de tu esencia faltan por vivir,
cuántas horas sin ti que hoy saben a soledad.
Cuánto silencio que ya no quiere silencio ser
y los te amo que en tanta distancia se pierden,
atrapados en la piel tantos deseos de querer
y unos labios que a falta de besos, se muerden.
Cuánta nostalgia y pena por estarla sintiendo,
temblor en mis manos por no alcanzar las tuyas,
hechos ciertos que debo entender y no entiendo,
que tú admitas mi fuga y yo acepte que huyas.
Cuántas ganas de abrazarte están reprimidas,
tantos sueños de besarte que quizá no pasarán,
capítulos de querer y no poder en nuestras vidas
vivir otros episodios de amor que se escribirán.
Cuántas noches con la luna llena conversando,
sabiendo que es ésa la misma luna que tú ves,
cuántas esperanzas de verte se me van borrando,
cuántos sueños a tu lado mueren una y otra vez.
Cuántos recuerdos de aquel lugar íntimo, secreto,
que un día simplemente te decidiste a abandonar,
había amor, había cercanía, deseos, había respeto,
pero todo eso no cuenta cuando queremos olvidar.
Cuántas promesas me hice que no podré cumplir,
con la excepción de la promesa de siempre amarte,
a veces he dado gracias por lejos llegarte a sentir
para no tener que salir corriendo veloz a buscarte.
Cuántas veces me repetí que eras algo prohibido,
que el amor para nosotros, ya ni en letras escrito,
es tan inalcanzable el amor como lo es el olvido
y necesito que sea temporal, pero parece infinito.