Murialdo Chicaiza

ANTES DEL FIN

  

Y el  tiempo pasa, como pasa la desolación

de los atribulados, de los sedientos de rosas.

Los cánticos no son los mismos, no hay alegrías

en las ruinas y en los castillos grises de mi memoria.

 

Me cuesta llegar a sabio, estoy limitado entre

los muros de mis desencantos y mis tardías agonías.

Mísero de mí, que bebo las alegrías con el ansia

de un afiebrado moribundo en el desierto.

 

Es que el tiempo me ha alcanzado y me hallo

retrocediendo  hacia  mi segunda muerte, tan trágica

tan cómica, desnaturalizada, tan melancólica y desprovista

del encanto de las tardes y los ventisqueros sin sol.