rodulfogonzalez

OPULENCIA

 

Quiero, delicada doncella, que luzcas en tu ebúrneo y delicado cuerpo el pomposo vestido que adquirí en la prodigiosa tienda de mis sueños para que te sientas como la princesa de un cuento infantil y seas objeto de envidia por las demás mujeres.

            ¡Qué opulencia!, comentarán.

            Y yo me sentiré ufano como el cisne que exhibe su galanura en la cristalina laguna.

            Quiero, consentida doncella, que luzcas en tu perfumada sien la diadema que hice construir para ti con un afamado orfebre.

            Gardenias, lirios, rosas, mirtos y narcisos les dan a esa brillante diadema única, esplendorosa, la imponencia de un jardín amorosamente cuidado.

            ¡Pareces una reina, doncella mía, cuando luces esa diadema de exquisitos sueños!

            Quiero que en tu cuello de ganso, amorosa doncella, resplandezca el collar de rubí, zafiro, diamante y oro que le robé a Pluto, dios griego de la riqueza, cuando dormía placidamente.

            ¡Con cuánta coquetería lo lucirás!

            Y yo le daré gracias a los dioses por permitirme ser espléndido contigo.