Mar (Bar Literario)

No hay salida, maldiciĆ³n, no hay salida

Siempre he opinado que la amistad es más importante que el amor...


 

Pero, estimados lectores aburridos, estimados buscadores de poemas de cuatro líneas sobre un amor perfecto inexistente, debo decirles que ni imaginaba hasta qué punto era esto cierto.


 

Cuando pierdes a alguien a quien amas, cae un rayo azul, se te rompe el corazón en el momento y eres una ceniza vagabunda que calla y llora y piensa


 

<<quiero besarlo...>>

<<quiero acariciar sus brazos y su pelo...>>

 

<<mierda, ¡quiero hacerle el amor...!>>

(no se me hagan los santos)


 

Y lo eres un día, y lo eres dos, y el tercero ya menos. Y llega un momento en el que dices


 

<<¿acaso soy idiota?>>

<<no se merece que esté triste por él>>

<<¡Que asco me da ese tío!>>


 

Es entonces cuando resurges de la ceniza como una débil y pequeña planta, y creces rápidamente todo lo que puedes, todo el tiempo que puedes hasta cuando vuelvas a ser ceniza.




 

 

En cambio, cuando pierdes a una amiga, pero a una amiga de las de verdad, no las del grupito de hipócritas con las que sales, solo aparece un débil y pálido sol que se queda ahí todo el tiempo, que tú piensas

 

<<no estoy tan mal>>

<<tengo más gente con quien irme>>

<<esto no acaba conmigo>>


Pero el sol se hace más y más persistente -después de todo, es una bola gigantesca de fuego-. Te deshaces como un cubito de hielo -después de todo, no eres más que unas pocas gotas de agua de lluvia-. Eres infeliz, eres terriblemente infeliz. Pensas


 

<<quiero que se preocupe por mí...>>

<<quiero abrazarla....>>

<<quiero reirme, mierda, ¿por que no me puedo reírme?>>

 

 

No puede superarse, el tiempo no ayuda, el tiempo es fuego y gasolina y cristales afilados baja tus pies.


 

No hay salida, maldición, no hay salida.